En mi familia, como en casi todas las familias mexicanas, los frijoles fritos con elote son algo que se preparan al menos una vez en la vida. Que sea en casa de la abuela on en nuestra propia casa, este delicioso y simple platillo ha hecho aparición en nuestras mesas seguramente. En mi casa existían tres versiones, una por cada abuela y otra por mi mamá, las tres igual de deliciosas.
Una de las versiones, la que hoy les traigo, se agregaban chiles secos. Mi abuela Julia usaba de ponerlos a freír enteros (incluso con todo y pedúnculo) y luego machacarlos junto con los frijoles y el elote, el resultado eran unos deliciosos frijoles picantes y con un sabor ahumado, poco adapto para los niños pero que los adultos adoraban, sobre todo cuando en lugar de dejar los frijoles un poco secos, les agregaba un poco de caldo haciéndolos aguaditos, tal como les gustaban a mi abuelo Salvador.
La otra versión era de mi mamá Elvira en la que ella usaba de freír tiras de chile poblano, para luego regresarlas a la cazuela a hervir junto con los frijoles que también dejaba con un poco de líquido. Los chiles poblanos donaban un delicioso aroma y sabor, siendo además menos picantes y por lo tanto más apreciados por los más pequeños de la casa.
Y finalmente estaba la de mi mamá, que los hacía sin ningún tipo de chile y su secreto era solamente dejarlos bien chinitos, que para ello, usaba mucha manteca de cerdo para freírlos. De seguro no eran dietéticos, pero ¡Ay Dios mío si eran deliciosos! con la grasita pegándose en la tortilla y mucho queso fresco espolvoreado. ¡Como me gustaba los frijoles con elote de mi madre!.
Y así como en mi casa existían nadamás y nada menos que tres versiones, pueden imaginar en otras familias donde cada una le pone su toque especial y los prepara con cariño y atención a su familia. Yo hoy les traigo un mix de la versión de mi mamá y de la de su mamá (mi abuela Julia), si bien mi receta no es exactamente igual a la de ellas, al primer bocado de mi taquito con frijoles casi se me salen las lágrimas. Pequeñas cosas que solo los expatriados entendemos.
Aclaración
Los verdaderos frijoles con elote van preparados con elote blanco, del típico mexicano que abunda por nuestra tierra. Como comprenderán, se me hace un poco díficil encontrarlo en Italia y cuando lo he hecho me lo termino en lo que canta un gallo así que no me queda de otra que echar mano del que puedo encontrar acá, eso si, evitando en lo posible el hacerlo con elote de lata que con el sabor tan dulce que tiene no me atrae para nada el usarlo en esta receta, pero hey…esa soy yo, cada quien tiene sus gustos y si ustedes quieren darle una oportunidad a dicho elote de lata, nadie se los impide. El elote que yo he usado es del amarillo y fresco que encontramos en el país de la bota, yo tenía varias mazorcas congeladas desde el Septiembre pasado (cuando hay abundancia aquí) y debo decir que el sabor no me desilusionó, es ligeramente dulce pero no tanto como para arruinar la receta.
Frijoles fritos con elote
Ingredientes:
- 600 gr de frijoles cocidos y sin líquido de cocción
- 150 gr de granos de elote enteros
- 80 gr de manteca de cerdo
- 2-3 chiles secos picantes
- Queso fresco y tortillas para acompañar
Preparación:
En una cazuela poner la manteca a calentar cuidando de no hacerla humear (controlar lo fuerte de la flama). Echar los chiles con todo y pedúnculo a freír velozmente, no se requerirá más que de un par de segundo ya que tienden a quemarse rápidamente, así que solo échenlos y muevan la sartén (o cazuela) sacándolos inmediatamente.
Agregar en la cazuela los granos de elote y sofreír ligeramente por 10-15 segundos. Unir los frijoles y si se desea que sean picantes, los chiles que frieron pero recuerden de quitarles el rabito. Si no quieren que sean picantes no agregarlos en este momento.
Machacar los frijoles hasta dejarlos con la consistencia deseada. Pueden usar un machacador de patatas o incluso el fondo externo de un vaso (con atención). Si desean los frijoles con una consistencia mas líquida de como les hayan salido, pueden agregar una o dos cucharadas del caldo de cocción.
Servir con los chiles encima y una buena espolvoreada de queso fresco, naturalmente acompañando todo con un rico café de olla y tortillas de maíz (o harina), tal como lo sirven en la casa de la abuela.
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